10.3.13

El mundo a pedaladas

Por las Salinas de San Pedro del Pinatar
Este fin de semana, animado por el buen tiempo, las ganas de bici y un sano espíritu competitivo, me atreví a cruzar el campo de Cartagena para ir de Murcia al Mar Menor en bicicleta. Empecé la aventura en compañía de un amigo pero pronto me dejó y seguí pedaleando en una agradable soledad.

El objetivo era ver cuantas más especies de aves, mejor. Para que los avistamientos sean válidos en el "eco" Big Year Spain, no podía utilizar ningún medio de transporte contaminante. Esto del Big Year o Gran Año es una competición a nivel estatal que intenta potenciar la conservación y el estudio de las aves a través de los participantes que compiten por intentar ver más especies que los demás, siempre respetando al máximo un código ético. En mi caso no es más que una excusa para coger más la bici (y visto lo visto funciona).

La primera etapa incluye un pequeño puerto de montaña, que aunque pequeño te saca los sudores y te hace exprimir hasta la última molécula de oxígeno, sobre todo un par de cuestas. Hablo del puerto del Garruchal. Una vez arriba se vislumbra todo el campo de Cartagena y el mar a lo lejos. Lo peor ya ha pasado. Poco más adelante, cerca de Casas del Maestro (La Tercia), me apunto las primeras especies "nuevas" para mi gran año: Chova piquirroja y Ratonero común.

Archibebe oscuro (Tringa erythropus)
Sigo hacia el sureste adentrándome cada vez más en el Campo de Cartagena. Dejo de lado los campos de golf de La Tercia (aquí saco algunas especies más como Agachadiza común, Críalo europeo y Collalba rubia) y continúo. En este momento la ruta que tenía prevista pasa por un camino de tierra muy poco transitado que termina perdiéndome y obligándome a hacer un tramo campo a través. Finalmente salgo a unos invernaderos y me equivoco de camino, así que en vez de ir a Avileses como tenía previsto, acabé en Balsicas, y me tocó hacer el resto del camino hasta San Javier por la vía de servicio pegado a la autovía.

Por la tarde después de comer, tras 50km y habiendo descansado apenas una hora, cogí de nuevo la bici para aprovechar las horas de luz y luchando contra el fuerte viento en contra, llegué a la desembocadura de la rambla del Albujón, en Los Alcázares. Aquí vi de nuevo las Agachadizas, multitud de hirundínidos (Avión común, zapador, roquero, Golondrina común y dáurica), a lo lejos en el Mar Menor un grupo de 4 Negrones especulados, un par de Somormujos lavancos y bastantes Zampullines cuellinegros, muchos ya en plumaje nupcial.

Cuando estaba mirando al mar desde la desembocadura, vi una perdiz que salió volando de la rambla y se adentró más de la cuenta en el agua. Ya es curioso ver a una perdiz volar lejos de la orilla, pero lo más impactante fue que una gaviota patiamarilla, al verla, fue a por ella, la tiró al agua y se dio un festín a costa de la pobre perdiz.

Atardecer en Lo Poyo
Continué al sur pasando por la Marina del Carmolí, hasta el puerto de Los Urrutias, donde se dejó ver a placer una Garceta grande. Seguí por la orilla de la playa hasta el humedal de Lo Poyo y el Arenal de Los Nietos, donde con mucha suerte pude ver una de las escasísimas Bisbitas de Richard que invernan en la zona. También vi un Chorlito gris y un par de Chorlitejos patinegros. En Lo Poyo el camino no es fácil, hay que pasar algunos tramos embarrados, cruzar un par de ramblillas y algún tramo de arena de playa donde las ruedas se clavan sin piedad. Toca volver, se estaba haciendo de noche y estaba a 20km de donde iba a dormir. Por suerte esta vez el viento de popa ayudaba bastante.

Garceta grande (Ardea alba)
A la mañana siguiente, sin madrugar más de la cuenta, me acerqué a las Salinas de San Pedro del Pinatar. Estuve a lo sumo un par de horas pero fueron muy entretenidas. Archibebe común, oscuro, Aguja colinegra, Cigüeñuelas, Flamencos, Charrán patinegro, Vuelvepiedras, Correlimos tridáctilos, Aviones zapadores, Tarros blancos, etc etc. Al rato de estar allí recibo un "whatsapp" de Richard avisando de que hay una especie bastante rara en las salinas. Casualmente yo estaba a 5 minutos de donde la estaba viendo, así que enseguida estaba allí y pude ver perfectamente una Agujeta, un divagante americano bastante raro por estas tierras (si no me equivoco es la primera vez que se ve en Murcia), aunque todavía estoy pendiente de saber si se trataba de una Agueta gris o escolopácea, ya que en plumaje invernal son tremendamente similares.

Aguja colinegra (Limosa limosa)

Es hora de ir pensando en la vuelta a Murcia. Me deleito fotografiando una Gaviota de Audouin anillada y emprendo el camino. Como salgo desde San Pedro la ruta no es exactamente igual que la que tenía prevista  la ida. Menos mal que los móviles modernos y el Google Maps nos sacan de estos apuros. El viento me tortura hasta la saciedad durante casi 50km pero finalmente llego de nuevo a Casas del Maestro donde paro a tomar algo antes de subir el puerto. De camino algunas especies más: Gorrión molinero y Alondra común.

Gaviota de Audouin (Larus audouinii)
He pasado por algunos pueblos perdidos en mitad de los cultivos que aunque de la mayoría conocía su existencia, nunca había estado. La agricultura intensiva deja unos paisajes totalmente modificados que dan que pensar. Plásticos por todos lados, muchos residuos y aguas estancadas con un aspecto nauseabundo. No me extraña que el Mar Menor esté como está si tiene que tragarse todo eso.

Saliendo de Avileses, la carretera pasaba por debajo de la vía del tren, y por lo visto a raíz de las últimas lluvias el paso se había inundado. Había un charco enorme de agua marrón y profundidad desconocida que me obligaba a dar un rodeo enorme para evitarlo. Al final me atreví y pasé con miedo de pillar una piedra y caerme al agua. Los pies no me los mojé de milagro, había más de un palmo de agua.

Por último la subida al puerto se hace dura por el cansancio acumulado pero asequible, y una vez arriba ya sabes que hasta casa es cuesta abajo. La última especie que se apunta a la lista es un descarado Zorzal charlo que se posa reclamando en un almendro al lado de la carretera. 

Doy por finalizada la ruta en la puerta de mi casa, desde donde salí el día anterior y tras haber recorrido 161,5km. La experiencia ha sido muy gratificante. La bici se ha portado de lujo y de las piernas tampoco tengo quejas. No necesitaba hacer este viaje para reafirmar mi amor incondicional a este medio de transporte, pero la libertad que te da y la sensación de viajar con el único gasto de tu cuerpo es inigualable. Hace que ahora tenga ganas de comerme el mundo a pedaladas.



Correlimos tridáctilo (Calidris alba)

Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula) y Archibebe común (Tringa totanus)

Gaviotas picofinas (Larus genei), Cigüeñuelas (Himantopus himantopus), Correlimos tridáctilos (Calidris alba), Vuelvepiedras (Arenaria interpres), Archibebes comunes (Tringa totanus) y Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula)

Por las Salinas de San Pedro del Pinatar



1 comentario:

Guillermo García-Saúco Sánchez dijo...

Ya tengo ganas de hacer una rutica por ahí contigo :)